Darwin
–¿De dónde vino esa «célula primigenia»? ¿Tenía Darwin alguna
respuesta a esa pregunta?
–Te he dicho ya que Darwin era un hombre muy prudente. No
obstante, sobre este punto que mencionas, se aventuró a
adivinar. Escribió: «.. si pudiéramos imaginarnos una pequeña
charca cálida en la que se encontraran toda clase de sales, en la
que hubiera amoniaco y fósforo, luz, calor, electricidad, etc., y
que se formase química-mente un compuesto proteínico en esta
charca, dispuesto a someterse a cambios aún más complicados...”.
–¿Sí, qué?
–Darwin filosofa sobre cómo la primera célula po-dría haber
surgido en una materia inorgánica. Y vuelve a dar en el clavo. La
ciencia de hoy se imagina precisamente que la primera y
primitiva forma de vida surgió en esa charquita cálida que
describió Darwin.
...
–Afirmemos en primer lugar que toda clase de vida en la Tierra,
plantas y animales, está construida alrededor de exactamente las
mismas sustancias. La definición más sencilla de «vida» es que
vida es una sustancia que en una disolución nutritiva tiene la
capacidad de dividirse en dos partes idénticas. Este proceso es
dirigido por una sustancia que llamamos ADN. Con el ADN se
indican los cromoso-mas o materiales genéticos que se
encuentran en todas las células vivas. También hablamos de la
molécula ADN, porque el ADN es en realidad una complicada
molécula, o una macromolécula. La cuestión es cómo se produjo
la pri-mera molécula ADN.
...
En primerlugar tienes que darte cuenta de que el planeta tenía un aspecto
muy distinto al que tiene hoy. Como no había vida, tampoco
había oxígeno en la atmósfera. El oxí-geno libre no se forma
hasta la fotosíntesis de las plantas. El hecho de que no hubiera
oxígeno es muy importante. Es impensable que los ladrillos de la
vida, que a su vez pue-den formar el ADN, hubieran podido surgir
en una atmós-fera que contuviera oxígeno.
–¿Por qué?
–Porque el oxígeno es un elemento muy reactivo. Mucho antes de
haberse podido formar moléculas tan complicadas como la de
ADN, los ladrillos de la molécula ADN se habrían oxidado.
–Por eso sabemos también con seguridad que no surge nueva
vida hoy en día, ni siquiera una bacteria o un vi-rus. Esto quiere
decir que toda la vida en la Tierra tiene que tener la misma edad.
Un elefante tiene un cuadro genealó-gico tan largo como la
bacteria más simple. Podrías decir que un elefante, o una
persona, en realidad son una conti-nua colonia de animales
unicelulares. Porque en cada célula del cuerpo tenemos
exactamente el mismo material gené-tico. Toda la receta sobre
quiénes somos se encuentra, por lo tanto, escondida en cada
célula minúscula del cuerpo.
...
–En la «pequeña charca cálida», o «caldo primige-nio la suelen
llamar los científicos de hoy en día, se formó en una ocasión una
macromolécula enormemente complicada, la cual tenía la extraña
cualidad de poder divi-dirse en dos partes idénticas. Y con ello se
pone en marcha esa larga evolución, Sofía. Si simplificamos un
poco, vemos que ya estamos hablando del primer material
genético, el primer ADN o la primera célula viva. Ésta se dividió y
se volvió a dividir, pero desde el principio ocurrieron también
constantes mutaciones. Después de un tiempo inmensa-mente
largo ocurrió que esos organismos unicelulares se unieron para
formar organismos pluricelulares más compli-cados. Así se puso
también en marcha la fotosíntesis de las plantas, y se formó una
atmósfera que contenía oxigeno. Esta atmósfera tuvo una doble
importancia: en primer lugar, debido a ella, se pudieron
desarrollar los animales que res-piraban con pulmones. La
atmósfera defendió, además, la vida contra las radiaciones
dañinas del universo. Porque precisamente esa radiación, que
quizás fuera una impor-tante «chispa» para la formación de la
primera célula, tam-bién es muy dañina para toda clase de vida.
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